EL FUTURO DE LOS VIAJES
Al entrar en el primer verano de esta nueva era de convivencia con la Covid-19, comenzó un tenue alivio de las restricciones de viaje. Los países de la Unión Europea reabrimos fronteras internas, y se planearon permitir los viajes desde fuera del bloque en algún momento de julio.
Las aerolíneas, que han estado en tierra durante muchos meses, empezaron a reforzar sus programas de verano, aunque el número de vuelos previsto era de una fracción de la frecuencia que tenían antes de la pandemia. Los aeropuertos siguen siendo en su mayoría pueblos fantasmas, y los viajes internacionales de larga distancia están casi muertos. En todo el mundo, el colapso de la economía turística ha llevado a la quiebra a hoteles, restaurantes, operadores de autobuses y agencias de alquiler de automóviles, y ha dejado sin trabajo a unos 100 millones de personas.
Y todo esto se ha visto trucado tras el empeoramiento de los datos de las últimas semanas.
Con la incertidumbre y el miedo que se ciernen sobre los viajes, nadie sabe con qué rapidez se recuperarán el turismo y los viajes de negocios y cómo será la experiencia del viaje una vez que se apliquen las nuevas medidas de seguridad sanitaria.
¿Cuándo se recuperarán los viajes?
La pregunta del millón de dólares. La respuesta corta es que nadie lo sabe con seguridad. Los viajes se recuperarán por etapas y la libertad de viajar variará, no solo de país a país sino también de región a región. Además, hay múltiples factores que influirán en los viajes, como por ejemplo si el distanciamiento social en los aviones es económicamente viable para los transportistas, la fiabilidad de las pruebas de anticuerpos y si la inmunidad es duradera, por nombrar solo algunos.
De momento solo hay una cosa segura: hay más vacaciones canceladas, viajes de negocios pospuestos y escapadas de fin de semana y reuniones familiares aplazadas sine die.
Aunque ahora mismo parece difícil mirar más allá del verano y tratar de pronosticar cómo cambiará nuestra forma de viajar (porque lo hará irremediablemente), pero podemos hacer algunas suposiciones bastante aproximadas.
Esto es lo que opinan algunos expertos sobre cómo será el futuro de los viajes en la era post-coronavirus Clic para tuitearRECORDAREMOS QUE LOS VIAJES SON NECESARIOS EN NUESTRA VIDA
Debido a que el proceso de viaje era ya tan rutinario y lo teníamos tan interiorizado, que llegamos a olvidar la verdadera relevancia que tiene el turismo de ocio y de negocios, de gran volumen, no solo para nuestra economía sino también para nuestra vida diaria.
Desde los estudiantes que salen para realizar cursos o programas en otros países disfrutando de sus ventajas y volviendo regularmente a visitar a sus familias.
Los expatriados que dejan sus países de origen para vivir la experiencia de trabajar unos años en lugares diferentes, pero que saben que pueden regresar a casa siempre que quieran.
Las familias que pueden vivir todo lo lejos que sea, pero siempre encontraban la forma de volver a reunirse para celebrar diferentes acontecimientos: bodas, bautizos, fiestas y aniversarios.
Los profesionales y trabajadores que pueden acudir a eventos den distintos lugares del mundo que les permiten aprender de los expertos mundiales
Las atracciones culturales y turísticas del mundo se abrieron a personas de todos los rincones del planeta.
Raro es encontrar una lista de “cosas por hacer en la vida” que no incluya un “conocer tal destino o viajar a tal sitio”.
Hasta ahora eran muchos los que se preocupaban por los problemas causados por la afluencia masiva de personas en determinados destinos. Pero ahora, cada vez son más los que lamentan esa misma falta de afluencia de viajeros a los diferentes destinos.
EL COLAPSO EN LOS VIAJES TRAERÁ CAMBIOS A LARGO PLAZO
El actual colapso de los viajes a nivel mundial traerá cambios a largo plazo en los patrones de movimiento internacional tanto para los negocios como para el placer.
Las líneas aéreas y los hoteleros esperan las medidas sanitarias y de control que se pongan en marcha, los avances científicos y el logro de una vacuna permitan una reapertura gradual. También esperan que el año próximo se reanuden los viajes más o menos normales. Lo más probable es que un nuevo sistema de zonas seguras entrelazadas funcione en un futuro previsible, o al menos hasta que se despliegue ampliamente una vacuna.
Los viajes se normalizarán más rápidamente en las zonas seguras que han soportado bien el COVID-19. Pero en los países que luchan por controlar la pandemia cualquier recuperación será dolorosamente lenta.
Todo esto cambiará la estructura de los futuros viajes mundiales. Muchos optarán por no moverse en absoluto, especialmente la población de mayor edad o con algún problema previo de salud. Los turistas que habitualmente experimentaban con los destinos cambiarán sus hábitos. Los destinos que han conseguido un mejor control de la epidemia lo utilizarán como reclamo turístico. Lo mismo ocurrirá con los negocios, donde primará la seguridad del trabajador y se reestructurarán las políticas de viaje en torno a ese eje principal.
La cola en inmigración será más larga que nunca.
Ya estamos viendo que la mayor preocupación ahora son las nuevas infecciones que vienen del exterior. Pruebas y test de detección de la enfermedad en origen y/o destino. Toma de temperatura (los fabricantes de cámaras de calor están viendo un pico en la demanda). Incluso cuando los cierres en Europa terminen y comencemos a viajar de nuevo, los países harán pruebas en la frontera. Si antes pensabas que la fila en el control de inmigración era tortuosa, ahora considera cómo será mientras haces la fila, tomas una prueba de hisopo y esperas los resultados.
LA PANDEMIA NOS HA HECHO VIAJAR RÁPIDAMENTE HACIA EL FUTURO
Hasta hace unos pocos meses, para muchos hubiera sido impensable teletrabajar y reunirse por Skype o Zoom; sin embargo, ahora es la norma habitual. La pandemia nos ha hecho avanzar varios años hacia el futuro y no hay vuelta atrás; esta transformación ha venido para quedarse. Esta es la forma en que muchas comunicaciones de negocios se mantendrán.
También cada vez más empresas de ocio y turismo comienzan a utilizar recursos ligados al a realidad virtual, que avanza a una velocidad vertiginosa, y que nos permiten disfrutar de diferentes destinos y planes de ocio sin movernos de nuestros salones.
No es probable que dejemos de viajar por ocio, pero sí que cada vez más hagamos uso de esta realidad virtual en detrimento de los desplazamientos.
EL VIAJE PODRÍA VOLVERSE INASEQUIBLE PARA ALGUNOS
La desaparición del turismo de la noche a la mañana ha traído para algunos ciertas ventajas, sobre todo con la desaparición del turismo masivo y menos respetuoso con las tradiciones locales y el medio ambiente: cielos despejados con vistas que se extienden por kilómetros, una drástica reducción de la basura y los residuos, costas y canales limpios, y un retorno de la vida silvestre.
Pero lo cierto es que ya son millones los negocios que se han arruinado sin esos turistas, revelando lo mucho que la economía mundial depende de los viajes. La devastación económica significará que mucha menos gente puede permitirse viajar. Sea cual sea nuestro nivel de ingresos, los viajes se llevarán una mayor parte de nuestros ingresos disponibles.
Hay dos opciones, a cuál más compleja:
- Algunos gobiernos rediseñarán sus estrategias de turismo para mantener bajas las multitudes, mantener más dinero en la economía local y hacer cumplir las regulaciones locales, incluyendo las que protegen el medio ambiente. Muchos protocolos de salud se volverán permanentes.
- Otros gobiernos competirán por el cada vez más escaso dinero del turista, permitiendo que la industria de los viajes se regule a sí misma, utilizando grandes descuentos para llenar hoteles y aviones y revivir el exceso de turismo.
Los viajeros inteligentes confiarán en lugares con buena gobernanza y sistemas de salud fuertes. Harán menos viajes y se quedarán más tiempo.
A LA SOCIEDAD NO LE GUSTAREMOS CUANDO ESTEMOS ENFERMOS
Incluso aquellos que se han recuperado del COVID-19, y han desarrollado inmunidad (si el virus no muta demasiado) no querrán viajar con un resfriado.
La situación actual y la convicción con la que el mundo está adoptando el distanciamiento social hará que sea socialmente inaceptable viajar con un resfriado o cualquier síntoma. Las miradas que recibirá si toses o estornudas en un aeropuerto o en un avión serán penetrantes.
El estigma social hará que mucha gente se desanime, lo que resultará en la posibilidad de más ausencias en los días de viaje (una vez que los precios se estabilicen). Incluso una simple alergia nos hará desistir de nuestros planes de viajes, aunque no suponga ningún riesgo para la salud de nadie, con tal de evitar dar más explicaciones de las necesarias.
VOLVER A VOLAR SERÁ DIFERENTE
En la vuelta a los viajes aéreos, los viajeros se encuentran ya con medidas que se han convertido en habituales adaptadas al vuelo: reducción del contacto personal, mejora de la higienización, control de la temperatura y distanciamiento social. Y donde no sea posible la distancia suficiente a bordo de los aviones o en los aeropuertos, se requerirán máscaras.
Con el apoyo de la IATA y otros, la Organización de Aviación Civil Internacional ha desarrollado un plan de reinicio global para mantener a las personas seguras cuando viajan. Las medidas de reinicio son soportables para aquellos que necesitan viajar, siendo la prioridad la implementación universal. Pero ¿y para aquellos que viajan simplemente por ocio?
Los reguladores deberían poder eliminar o ajustar las medidas en tiempo real a medida que los niveles de riesgo cambien y la tecnología avance.
La libertad de viajar será vital para la recuperación post-pandémica. La esperanza es que salgamos de la crisis con una mejor experiencia para los pasajeros, moviendo a la gente a través de los aeropuertos de manera más eficiente y aumentando la confianza en la seguridad de la salud.
Sin embargo, esta situación hará que cada vez más personas decidan tomar un tren en lugar de un avión. No hay controles de fronteras en los trenes en Europa. Además, los trenes están menos llenos de gente, tienen ventanas que se abren, y también son mucho más respetuosos con el medio ambiente.
HABRÁ UN AUGE EN LOS VIAJES NACIONALES
Aunque nos duela reconocerlo, en nuestra era globalizada, los viajes han permitido la propagación del virus de una manera sin precedentes históricos.
Hasta ahora, muchas personas querían viajar a los destinos más habituales, aquellos que todo el mundo desea conocer y que no quiere perderse, el top de los destinos populares. Sin embargo, estos destinos son también los más masificados y, precisamente por ello, en los que ha resultado más complejo mantener las medidas de distanciamiento social.
Por eso, es probable que las preferencias de destino y forma de viaje cambien a partir de ahora. Sin duda, el nuevo mundo de los viajes verá un auge en los viajes nacionales. Muchos irán en su propio coche o en vehículos recreativos, y eso tiene sentido, ya que uno es mucho más autónomo cuando viaja de esa manera.
Los viajes internacionales también volverán, aunque quizá más bien pensando en viajeros independientes que vayan a su propio ritmo y vean cómo se desarrolla el viaje, viajes a medida o destinos tranquilos y seguros.
SEGUIREMOS VIAJANDO PORQUE LA CURIOSIDAD NO PUEDE SER ELIMINADA
A pesar de lo que hemos vivido y estamos viviendo, somos criaturas de costumbres Para bien o para mal, viajaremos y viviremos y volveremos a hacer planes para el verano de 2021 como ya lo hemos hecho en veranos anteriores.
Y es que, como hemos visto, tenemos que hacerlo.
Si bien la ansiedad por viajar será mayor la próxima temporada y es probable que los precios sean más altos.
Pero el globalismo, que se ha extendido de persona a persona durante tanto tiempo, no puede ser revertido. La curiosidad cultural no puede ser eliminada. La gente quiere saber de primera mano cómo es el mundo y qué tiene que ofrecernos.
Y para los que nos decíamos al sector turístico, esta certidumbre representa en estos momentos un gran alivio.