Viajar a Block Island no significa necesariamente escapar de las multitudes del verano, pero es una opción fantástica para quien no quiera viajar a las más conocidas Martha’s Vineyard, Nantucket o Cape Cod.

Aquí seguirás encontrando marisco, sol y extensiones de playa de arena para divertirte en verano como llevas tiempo deseando.

Una vez en la isla, tus vacaciones pueden ser tan ajetreadas o tan tranquilas como desees. Prueba los deportes acuáticos y la pesca, o relájate para degustar helados y caramelos de agua salada. Para pasar un día tranquilo, encontrarás muchos espacios verdes. Los senderos financiados por Nature Conservancy y Block Island Conservancy atraviesan bosques, praderas y acantilados junto al mar.

Para llegar a Block Island, hay que ir en ferry. El aeropuerto comercial más cercano a un muelle de salida es el de Providence (Rhode Island), al que llegan las principales compañías aéreas.

Esta vasta región septentrional, situada entre Albany y la frontera canadiense, ocupa una superficie mayor que la de Connecticut y Rhode Island juntos, lo que significa que, en lo que respecta a la grandeza, los imponentes Adirondacks se llevan la palma. En este sentido, 46 de sus picos superan los 1.000 metros de altura.

Si viajas en verano, podrás disfrutar cómo las montañas de color verde púrpura se extienden en la distancia como una serie de hileras cubiertas de árboles.

Además, si te gusta la pesca, con más de 200 lagos de agua dulce en el parque, podrás coger tu caña de pescar y probar suerte. Las aguas de las Adirondack están repletas de peces y vida salvaje, esperando su captura.

También podrás visitar una serie de atracciones al aire libre como Adirondack Experience, The Museum on Blue Mountain Lake, The Wild Center y el Hyde Collection Art Museum and Historic House.

Por el contrario, en otoño, te verás recompensado con un resplandeciente espectáculo de color rojo rojizo y dorado.

Esta región, que en su día fue coto de cazadores de pieles, leñadores y millonarios de Manhattan, es ahora más conocida como destino de montañeros, esquiadores y excursionistas.

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La región de Finger Lakes es un paraíso durante las cuatro estaciones, que cuenta con una extensión de 23 300 kilómetros cuadrados y tiene como telón de fondo bellísimos paisajes naturales.

Si, además, te gustan las experiencias en torno a un buen vino, Finger Lakes es una opción menos conocida que el Valle de Napa, pero igualmente sorprendente.

Si crees que la región vinícola de los Finger Lakes solo es conocida por sus blancos dulces, piénsalo de nuevo. En la última década, tanto las bodegas nuevas como las antiguas han ampliado su repertorio para incluir un montón de blancos secos y crujientes y tintos con mucho cuerpo. Los cabernet francs son siempre fabulosos, pero los catadores también encontrarán pinot noirs, syrahs y cabernet sauvignons premiados.

Al igual que el Valle de Napa, el vino es solo el principio. La zona también ofrece increíbles experiencias culinarias centradas en ingredientes locales de temporada. Además, puedes permitirte gastar algo más en extras como hoteles de lujo y tratamientos de spa (o una caja de vino para llevar a casa). Los precios aquí son más asequibles que en Napa. Por supuesto, las magníficas vistas de los viñedos junto al lago son la guinda del pastel.

Al abarcar una región relativamente grande, existen múltiples opciones de aeropuertos y hoteles.

Descubre más sobre Finger Lakes.

El Parque Nacional de las Dunas de Indiana, que ocupa más de 24 km de la orilla sur del lago Michigan, ofrece a los visitantes una extraordinaria variedad de paisajes.

Junto a las antiguas dunas del mismo nombre, aquí encontrarás humedales, praderas, bosques de pinos y ríos, lo que significa que el parque presenta hábitats especialmente ricos para la avifauna, con más de 50 millas de senderos para que los observadores de la fauna silvestre y los caminantes disfruten.

Destacan la playa de Mount Baldy, con su imponente duna de 38 metros de altura, el paseo del lago Portage y el río (lo mejor en primavera para las aves migratorias), y el gran pantano detrás de la playa de Dunbar.

Wilmington tiene el encanto de una gran ciudad con locales que hacen que la gente se sienta como en casa. Ciudad natal del presidente Joe Biden, el área metropolitana de Wilmington es conocida por sus numerosos y magníficos jardines públicos; los Jardines y Mansión Nemours se asemejan a Versalles en Francia.

El paseo fluvial de Wilmington ofrece unas vistas impresionantes, un paseo fluvial, muchos restaurantes, nuevos hoteles, un museo de arte contemporáneo, minigolf, una cervecería al aire libre y cruceros en barco tiki por el río Christina. El barco pasa por el Parque Tubman-Garrett Riverfront, llamado así en honor a Harriet Tubman, que viajó por el Ferrocarril Subterráneo en Wilmington, y a un abolicionista local llamado Thomas Garrett, que la ayudó en múltiples ocasiones. El Riverfront bulle de emoción cuando la temporada de béisbol de los Wilmington Blue Rocks está en pleno apogeo.

La escena gastronómica de la ciudad se ha convertido en una de las más atractivas de la Costa Este.

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Lincoln es la capital y la segunda ciudad más poblada del estado de Nebraska. Es conocida como la ciudad de la estrella, por el uso de una estrella para marcar la capital de un estado en los mapas.

Situada a ochenta kilómetros al suroeste de Omaha (Nebraska), Lincoln puede ser más pequeña, pero tiene un gran dinamismo cultural, experiencias culinarias de primera clase y atracciones arquitectónicas, cortesía de su torre Art Deco de más de cien metros. Esta «Torre de las Llanuras», que sobresale hacia el cielo como un elegante rascacielos bizantino, está coronada por una cúpula dorada.

El interior es igual de impresionante, con un vestíbulo y una rotonda que parecen una catedral, y una cámara unicameral con un glorioso techo dorado. Sube en el ascensor a la decimocuarta planta de observación para disfrutar de una vista preciosa de toda la ciudad.

Fort Myers sorprende a quien la visita. Aunque sea menos conocido que otros lugares de interés de Florida, como Miami o Tampa, hay mucho que ver y hacer. Aparte del interminable sol, las hermosas playas (no dejes de visitar la isla de Sanibel) y el marisco fresco, lo que más llama la atención es la singular y amplia selección de actividades.

En el centro de Fort Myers, la historia se une a la era moderna. Esta zona, una joya oculta en la costa del Golfo, es conocida por las playas vírgenes y la fauna que se encuentra a lo largo de sus islas de barrera, el distrito del río del centro y las calles pavimentadas de ladrillo con edificios Art Decó que conservan la historia de la ciudad, mientras que una mezcla de galerías, microcervecerías y restaurantes locales ofrecen un sinfín de oportunidades para que los visitantes exploren.

Si eres un entusiasta del deporte puedes asistir a un partido de entrenamiento en el JetBlue Park, también puedes darte una vuelta por la variedad de cervecerías locales y disfrutar de una cerveza bien fría o, si lo tuyo es la historia, no olvides pasarte a visitar las antiguas excavaciones de Thomas Edison y Henry Ford.

Encaramada sobre el Mississippi, la atmosférica Memphis (piense en las descoloridas calles del centro salpicadas de restaurantes, bares y tiendas retro) es posiblemente la ciudad más estimulante del Sur, especialmente para los amantes de la música. Esta ciudad se construyó a base de rock ‘n’ roll, blues y soul.

Puedes pasear por Beale Street para empaparte de ese ambiente, o visitar el Sun Studio donde Elvis Presley, B.B. King y Johnny Cash grabaron discos, y el Stax Museum of American Soul Music.

Si eres aficionado a Elvis harías bien en visitar las experiencias de los tours que incluyen su crianza en Memphis y la gran residencia de Graceland.

Más allá de la música, Memphis alberga muchos lugares que rinden homenaje a su historia de derechos civiles, como el Museo Nacional de Derechos Civiles.

Y también es conocida como la capital de la barbacoa del país.

Si eres de los que busca aventura y privacidad, este es el año para visitar Idaho. Desde terrenos desérticos de gran altura hasta antiguos bosques de cedros pasando por épicas excursiones de mochilero y rafting.

Las yurtas salvajes de Sun Valley Trekking son una forma increíble de adentrarse en el campo, pero con lujos como una sauna de leña. Si eso es demasiado extremo, el Crystal Peak Lookout es una estancia en una torre de vigilancia contra incendios, a la que se accede a través de un antiguo snowcat (como pequeño añadido al precio de invierno del Airbnb).

El sur de Idaho cuenta con terrenos desérticos de gran altura mezclados con cascadas rugientes en todas las direcciones. Las cataratas Shoshone son las más emblemáticas, seguidas de las cataratas Perrine Coulee y las cataratas Pillar, por nombrar algunas. El Perrine Memorial Bridge es también un lugar famoso para el salto base.

Boise, su capital, tiene una historia vasca y el 2022 marca el regreso de un gran festival cultural, Jaialdi. Fuera del festival, la escena vasca de Boise puede disfrutarse en restaurantes que elaboran sus propias salchichas y tocino vascos a partir de recetas familiares.

Situado justo en la frontera entre los estados de Arizona y Utah, se encuentra algo alejado de las rutas más populares entre los turistas que recorren la zona interior de la costa oeste, como serían el Gran Cañón y Las Vegas.

El Valle de los Monumentos de Utah ofrece un paisaje arquetípico del Salvaje Oeste, con colinas de arenisca y pináculos de roca que sobresalen de una extensión interminable de arenas escarlatas. Situado en la frontera entre los estados de Arizona y Utah, la majestuosidad del lugar le dejará sin aliento.

Si a esto le añadimos que sigue siendo un bastión de la cultura navajo, visitar el valle puede considerarse una experiencia innegable en la vida. Aunque se puede contemplar a cualquier hora del día, una excursión al atardecer por el Valle de los Monumentos es una experiencia extraordinaria.